La aproximación del budismo tántrico

A lo largo de la historia del budismo han existido tres movimientos de doctrina y práctica sucesivos: el budismo Hinayana (lo que ahora es el theravada), el Mahayana (que lo representa hoy en día el budismo Shin, Chan y Zen) y el budismo Vajarayana (que lo representa el budismo Indo-tibetano). Este último desarrolló una aproximación directa y transformadora hacia la práctica. A ésta se le llama Tantra.

En el siguiente artículo veremos, a través de 7 principios, la aproximación del budismo tántrico y en la forma que lo distingue de los otros movimientos históricos del budismo. 

Primera aproximación
El tantra tiene que ver con experiencia directa 
El tantra es pragmático. Tiene un énfasis crítico con respecto a las enseñanzas espirituales budistas tradicionales del tiempo en que surgió, planteándose: “la manera en que en verdad resultan de utilidad”. Y nos dice no importa qué tan buenas sean tus ideas o por el otro lado qué tan imaginativas sean tus fantasías, si algún aspecto del budismo no genera un cambio con lo que en realidad experimentas, entonces al tantra no le interesa. 

Busca en tu propia experiencia correspondencias reales 
Él tantra intenta hacer que todo sea directamente accesible y utilizable. Si no has tenido una experiencia espiritual en particular te pide que busques en tu propia experiencia personal algo que le corresponda. 

Por ejemplo, es como si el tantra dijera:
“Mencionas que vas a refugio al Buda, pero el Buda histórico Shakyamuni murió hace 2,500 años. Si tu desarrollo espiritual fuera muy elevado quizá todavía podrías sentir su influencia espiritual, mas ¿qué pasa si no es así? Necesitas el contacto directo para inspirarte. No basta con libros. Así que si no has convivido con Gotama Shakyamuni, ¿quién, en tu propia experiencia, se aproxima más a ser un iluminado? ¿Con quién estás en contacto verdaderamente que se asemeje más al Buda? ¿Tu maestro quizás? Muy bien, en ese caso, por lo que a ti se refiere, tu maestro es el Buda, él es tu refugio en el Buda”.

Lo mismo señala el tantra acerca de los otros dos refugios el Dharma y la Sangha. 

Descubre al gurú tántrico en lo que haces
Así el tantra procura hacer que logres percibir de manera directa las verdades del budismo. No le interesan las teorías ni las ideas en sí. Al igual que el zen, pide que se muestren aquí y ahora la no-dualidad, el shúnyata (vacuidad), compasión y todas esas maravillosas ideas. Una vez, un maestro budista expresó este aforismo: “El trabajo es el guru tántrico”. Si estás construyendo una pared, para cuando termine el día estará ahí o no estará. Las ideas que tengas acerca de los bellos muros que podrías construir no cuentan para nada. El esfuerzo que realizas te da una retroalimentación objetiva sobre tu capacidad para movilizar tu energía y hacer las cosas. Te exige mucho. No te queda otra que entregarte a ello. Lo mismo se podría afirmar con respecto al guru tántrico y el énfasis tántrico. Demandan mucho esfuerzo y dedicación, si quieres que el sendero tántrico sea una realidad. 

Con frecuencia se dice que el tantra es una vía rápida a la iluminación. A la gente le emociona oír esto, pero en la vida espiritual nunca obtienes algo a cambio de nada. A menos que tu karma sea excepcionalmente bueno, antes de que de verdad puedas entrar al vajrayana te tienes que preparar mucho tiempo en el sutrayana. Además, la práctica del tantra requiere gran esfuerzo, energía y determinación. Como dice otro aforismo: “El tantra es rápido y fácil... ¡si te esfuerzas y trabajas en ello durante mucho tiempo!” 

Segunda aproximación
El tantra emplea magia y símbolos 
Si el tantra tiene la intención de ser una vía rápida, entonces debe efectuar una transformación radical de todo tu ser, tanto de un modo consciente como inconsciente. El sutrayana se dirige a la cabeza y al corazón, pero no va de una forma tan directa al inconsciente. Si deseas involucrar ese nivel tuyo en la búsqueda de la iluminación es necesario que te comuniques con él y que conquistes sus energías. ¿Qué idioma puedes usar para eso? 

Niveles de profundidad de la conciencia
Podemos comparar la psique humana con una gran ciudad, como Buenos Aires, Sao Paulo o New York. En la superficie abundan la vida y todo cuanto pertenece a este siglo, pero esos bancos y edificios de oficinas se han erigido sobre los cimientos de las anteriores edificaciones. Podríamos cavar y encontrar debajo de varios estratos los períodos más antiguos. Hallamos primero restos de pirámides antiguas, luego mas profundo un templo pagano, después una fortificación primitiva hecha con tierra. Algo muy semejante se puede observar en el desarrollo de la psique humana. Vivimos de una manera más o menos consciente, como seres racionales. No obstante, el nivel de conciencia que hemos alcanzado es la última etapa de un proceso que se remonta a miles de años. 

Hasta donde sabemos, el hombre “primitivo” tenía poca conciencia de sí mismo. Vivía en un mundo crepuscular, parecido a un sueño. No podía diferenciar completamente entre su realidad interna y la externa. Es como si, en el inconsciente, nosotros cargáramos esta memoria racial. También nuestra conciencia tiene “estratos”, de los cuales algunos no son racionales. Podemos tener a veces contacto con ellos en sueños y en otras situaciones en las que sus contenidos arquetípicos emergen a la luz de la conciencia. 

Rituales mágicos antiguos Indios y los Budas
Para comunicarnos con esos estratos más profundos debemos hablar su idioma y ése es el lenguaje de la mitología, el símbolo y la magia. La magia es la “tecnología” que el hombre primitivo utilizó para controlar su mundo. Si queremos transformar nuestras primitivas profundidades está de más que les hablemos conceptualmente de la impermanencia y del shúnyata. Tenemos que hacer uso de la magia. 

De este modo es que el tantra tomó prestados ritos mágicos de su contexto étnico y los aplicó para sus propósitos. Podemos notarlo en las sadhanas (practicas de visualización) que tienen que ver con las familias del mandala de los cinco Budas.

Akshobya se relaciona con el veneno del odio, el cual transmuta en sabiduría. El tantra hace esto adoptando los rituales mágicos para la destrucción y cambiando sus objetivos. En lugar de destruir a los rivales y enemigos, los ritos se han refinado y ahora erradican al odio y a los obstáculos que nos impiden llegar a la iluminación. Ratnasambhava, el Buda amarillo que se asocia con la tierra, se relaciona con la magia aplicada a las cosechas. De hecho, tiene que ver con cualquier rito que implique incremento. El mago tántrico usa esta fuerza para aumentar su energía, su compasión, su comprensión del Dharma, etc. Amitaba, el Buda rojo del amor, naturalmente es el patrón de los ritos de fascinación. En vez de manipular a un antiguo amante para que regrese, el yogui o la yoguini provocan que todos los seres se enamoren del Dharma. Vairóchana, sereno en el centro del mandala, rige los ritos de la pacificación. Son las olas de las emociones negativas lo que sus ritos pacifican. La sabiduría que todo lo consigue, del Buda Amogasiddhi, le permite relacionarse con el éxito de cualquier forma de magia para obtener el siddhi supremo, es decir, el poder mágico de alcanzar la iluminación.

Siddha el adepto tántrico
Incluso, a veces, al adepto tántrico se le denomina siddha, el que ha obtenido poderes mágicos. Estos poderes pueden ser supranormales (como la levitación, la telepatía, etc.) o pueden implicar el desarrollo de cualidades espirituales. Hay un famoso grupo de 84 (a veces 85) mahasiddhas (grandes adeptos al tantrismo) que floreció en la India entre el siglo VIII y el XII. Ellos conforman el principio de una cadena de practicantes humanos del tantra que han desempeñado las principales formas del ejercicio tántrico hasta hoy. Abundan los episodios que narran la vida de estos 84 indios, hombres y mujeres, que demostraron el poder mágico que conquistaron por encima de los fenómenos naturales mediante la práctica del tantra. 

Tercera aproximación
El tantra se dirige a la totalidad de la persona
El tantra es pragmático y aterrizado. No dejará sin transformar ningún aspecto de nosotros. El budismo distingue tres aspectos en un ser humano: el cuerpo, el habla y la mente y la práctica tántrica, por lo regular, incluye a los tres. El cuerpo participa haciendo postraciones, haciendo girar molinillos de oración, circunvalando, haciendo ofrendas y formando mudras. A los budas y bodhisatvas se les ilustra haciendo mudras que expresan sus cualidades espirituales. También el practicante tántrico realiza mudras, usando su cuerpo como base para la meditación y ésta es otra forma en que procura su participación física. Para el vajrayana no hay una experiencia espiritual completa si ésta no se ha infiltrado hasta las yemas de tus dedos. 

El habla manifiesta su participación cuando recita, especialmente los mantras. La mente cuenta con visualizaciones simbólicas complejas, en las cuales mora. De esta forma, el vajrayana teje patrones de práctica que incluyen a todo el ser.

Cuarta aproximación
El tantra ve las cosas en términos de energía
Si practicas el Dharma de un modo ordenado no abordarás el vajrayana antes de tener una profunda experiencia del budismo Mahayana. Maha significa grande (y el Mahayana es, por lo tanto, el "vehículo grande" para llegar a la iluminación). Sin embargo, a veces Maha también denota "relación con shúnyata". Por ejemplo, Mahakaruna, la "gran compasión" del bodhisatva, es la compasión que surge de la experiencia de shúnyata. Así que si tú sigues el sendero de etapas regulares, como se le denomina, no te embarcarás en el tantra sino hasta después de que hayas atravesado las flamas del shúnyata en la práctica Mahayana. 

Viendo al mundo a través de la experiencia de Shunyata
Si ya cruzaste a través de esas flamas y transmutaste tu conciencia dentro de ellas, ¿cómo ves al mundo? Si las personas y los objetos sustanciales, las entidades individuales y distintas ya se disolvieron durante ese proceso en constante cambio, ¿qué queda? Lo que se percibe son patrones de energía, algunos más densos y otros más fluidos. Así que la práctica del tantra tiene mucho que ver con la energía. 

Los flujos de energía fluyen por canales sutiles
En particular, el tantra trabaja con niveles muy sutiles de energía que se encuentran dentro del cuerpo humano. En algunas prácticas tántricas avanzadas visualizas todo un sistema de energía sutil, compuesto por canales, vientos y gotas (en sánscrito, nadi, prana y bindu). Al dirigir el flujo de la energía sutil por medio de la Sadhana o visualización, las energías son conducidas al canal central (en sánscrito avadhuti; en tibetano tsa uma) que se localiza frente a la columna vertebral (si, bien, aquí estamos funcionando en el nivel de lo sutil, en el cuerpo visualizado, al relacionarlo con la columna vertebral podemos visualizarlo en su ubicación correcta, pero esto no implica que el canal central se encuentre físicamente en el mismo plano de realidad que la columna vertebral). 

Una vez que las energías sutiles o vientos han entrado en alguno de los chakras (los centros de energía sutil del canal central) se obtiene un nivel de concentración particularmente profundo. 

El tantra afirma que uno puede llegar rápidamente a la iluminación al meditar en shúnyata cuando se halla en este estado. Es el uso de la meditación en este sistema sutil de la energía (y que no se encuentra en otros yanas) lo que puede hacer del Budismo vajrayana un "camino corto" a la iluminación. 

En este estado de profunda concentración, al disolverse los vientos en el canal central se experimentan los fenómenos mentales que ocurren en el momento de la muerte. Si el yogui o yoguini tántricos ya han tenido la experiencia de estos fenómenos en su meditación, cuando en efecto mueran podrán pasar por ese trance con conciencia y control. De esa manera pueden trascender el interminable ciclo del nacimiento y la muerte o elegir un lugar y una forma para renacer, con más probabilidades de ser útiles a los demás seres.

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